Siete grandes reyes portugueses participaron en su construcción desde finales del siglo XIV y durante dos siglos. Sobrevivió a terremotos terrestres e incendios napoleónicos. Hoy es el corazón del nacionalismo portugués, conservando entre sus muros los restos de dos grandes de la historia portuguesa, Juan I y el mítico Enrique el Navegante. También es muy emocionante la Tumba al Soldado Desconocido recordando a los siempre jóvenes soldados portugueses muertos durante la Gran Guerra.