Hace 17 años, los deportivos y los coches de lujo en general estaban dotados de muy poco en comparación con lo que encontramos hoy en día. Antes había vestiduras de piel, equipo de audio con casetera, ventanas eléctricas opcionales, rines de aluminio de entre 14 y 16 pulgadas, faros de niebla montados en la defensa o la parte baja de la fascia y quemacocos; seguramente manual y con cubierta de lona, no cristal.
Los años pasaron y todo creció, en tamaño y contenido. Los rienes, por ejemplo, a tal grado que ahora un deportivo subcompacto debe de llevar ruedas de al menos 17, para llegar hasta 20 o 21 de los más poderosos y exuberantes.