Aunque la apariencia es importante, pierde relevancia al ponerse tras el volante de una SUV deportiva "bipolar", idea para llevar a los niños a la escuela, pero que se convierte en una bestia del asfalto a la menor provocación.
Los distintivos de AMG son discretos pero contundentes, dos escapes dobles y enormes discos de frenos alojados en las ruedas delanteras. La combinación de piel y madera resulta lujosa sin caer en la ostentación. Cuatro botones para controlar la suspensión y una perilla para el sistema de infoentretenimiento.